domingo, 8 de julio de 2012

Por una agenda ciudadana


A los ciudadanos de México libres,
organizados e independientes,

A los movimientos sociales independientes
que buscan un México mejor

A ti ciudadano,

México conoce desde sus raíces históricas al autoritarismo, viejo enemigo de la democracia participativa y de los derechos ciudadanos. Un autoritarismo que debe ceder su paso a las voluntades populares. Esta voluntad política, ciudadana, es la semilla del cambio. Con ella frenaremos los excesos de la clase política y fraguaremos un México nuevo, participativo e incluyente.
Nuestro enemigo a vencer no es un partido político, ni su representante ante el gobierno federal, ni siquiera son los empresarios, ni los sectores recalcitrantes y añejos de la sociedad renuentes al cambio democrático pacífico. Tampoco son aquellos ciudadanos que apoyan a los políticos del viejo cuño de uno u otro partido político, pues al final del día ellos son nuestros vecinos, nuestros hermanos o amigos, quienes amparados en su derecho a elegir, defienden su forma de pensar y velar por sus intereses.  
Nuestro enemigo son las viejas prácticas corporativas y clientelistas, la represión, la mordaza y la imposición. Es también nuestra enemiga la inequidad social, fruto del modelo económico que en treinta años ha ampliado la enorme brecha en el ingreso de los más ricos y los más pobres. Durante esos treinta años los ciudadanos hemos visto pasiva y marginalmente cómo hacen de este país una arena de lucha libre, en lugar de un espacio que garantice la convivencia y la solidaridad. Son nuestros enemigos también el deterioro del campo y de la calidad de vida de sus habitantes, el entreguismo de nuestros recursos a las empresas extranjeras; la apatía ciudadana y el conformismo, la desinformación provocada por los medios oficialistas y serviles que generan un clima de animadversión entre quienes deberíamos estar unidos para cambiar nuestra realidad. Un enemigo más a vencer es la inseguridad que se apropia de cada centímetro de México y que gana espacios al gobierno Federal en sus propias narices.
Durante más de 70 años vivimos las consecuencias de un régimen autoritario. La historia nos da evidencias: Algunos de nuestros abuelos disfrutaron del crecimiento económico del Cardenismo, del Milagro mexicano, pero también heredamos la represión y el empobrecimiento del campo.
En las últimas décadas hemos visto la transformación política de un país que permite soñar con un gobierno justo y democrático. Hemos visto pasar de largo las filas del autoritarismo y la injusticia sobre miles de hombres, mujeres y niños soportando hambre, golpes y violaciones a sus derechos. La actual apertura democrática, por cuestionable que sea, ha costado vidas y la libertad de muchos. La riqueza de políticos y empresarios que se han beneficiado de las prebendas del gobierno, también se cosechó a base del hambre de un pueblo noble. La riqueza de unos, es el simple reflejo de la desigualdad y la negligencia de muchos gobernantes.
Ganamos espacios ciudadanos, pero los usan los políticos ambiciosos para enriquecerse a nuestro nombre. Vivimos la ilusión del cambio político y nos llevamos el chasco del fraude y la compra de votos, nulo crecimiento y una guerra que mata a los que menos tienen agravando los problemas del país.
Hoy por hoy, la injusticia y la corrupción han manchado de sangre e impunidad la jornada electoral auspiciada por el silencio y la complicidad de medios masivos de comunicación y autoridades electorales, presuntamente avalada por el partido en el poder. ¿Quedaremos una vez más en la historia como los inconformes sin voz, como los marginales que ejercen su democracia solamente por la vía del voto?
Es momento de hacer válidas las exigencias de aquellos que abrieron brecha. Los ferrocarrileros en 1959, los médicos en 1964, los caídos en combate y desparecidos políticos en la guerrilla y la guerra sucia, los estudiantes de 1968 y 1972, los indígenas de Aguas Blancas y Acteal, de los zapatistas en 1994, de los caídos y mujeres violadas en Atenco por aquél que hoy amenaza con ser el próximo presidente de este noble país y por los casi 70 mil muertos por la guerra que combate el crimen organizado; así como los estudiantes que en este año electoral hicieron despertar a una parte del país.
Es necesario enfocar nuestras energías como ciudadanos  a organizar un llamado al diálogo civil organizado que sirva como medio de presión ante el gobierno entrante: nunca más sin los ciudadanos. No podemos dejar que sigan pisoteando nuestros derechos y quedando al margen de las decisiones. Sólo conjuntando ideas, protestas y luchas podremos ser escuchados por aquellos que se empeñan en gobernar como si no existiéramos.
Hoy es urgente generar una agenda ciudadana de gobierno donde se reconozcan nuestros derechos humanos, donde entre las voces de todas y todos podamos hablar un mismo discurso, donde todos podamos ser escuchados por aquellos a quienes legitimamos con nuestro sufragio. Debemos crear acciones que permitan construir un camino donde nadie más caiga ni se arrodille para ser escuchado.
Convocamos a una renovación nacional mediante un pacto. Este pacto enfocado al desarrollo social, educativo, cultural, económico en el que los valores humanos y los derechos sociales deberán borrar de la historia nacional el lucro político y la corrupción.
Como condiciones para establecer este pacto de renovación:



  • 1. Exigimos al Tribunal Federal Electoral la completa transparencia y valoración objetiva de las elecciones para presidente de la República. No debe quedar lugar a dudas. Se debe auditar cada centavo y todas las fuentes fondeadoras y apoyos de los candidatos a la presidencia, para darnos a los ciudadanos la entera certidumbre que requieren los gobernantes para su legitimidad;
  • 2. En caso de irregularidades flagrantes por parte del PRI, exigimos la anulación de las elecciones y la organización de una nueva ronda electoral;
  • 3. Deben dar una atención prioritaria al derecho de impugnación de la elección del candidato de la Izquierda, negarlo sería una flagrante violación a sus derechos y a nuestra dignidad;
  • 4. Los resultados de todas las investigaciones relacionadas con el proceso electoral deben darse a conocer antes del primero de diciembre del presente y,
  • 5. Las sanciones deben ser acatadas por los partidos políticos en el mismo plazo, solo así podremos tener las bases para generar la gobernabilidad que necesita el país

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